29 noviembre, 2011

Aprender más allá del contenido

Aunque no soy ningún chef, desde hace más de veinte años que cocino todos los días; cocinar es la única actividad que he desempeñado ininterrumpidamente. Sin embargo, mi experiencia culinaria no aparece en mi curriculum. Será porque nadie me lo enseñó, o al menos, no de una manera formal, sistemática o estructurada, es decir, no tomé clases y –sobre todo- no tengo un solo papel que me certifique para hacerlo.

¿Cómo aprendí entonces? Haciéndolo, echando a perder, como decimos en México. Claro que hubo una serie de “incidentes” (comida quemada, salada, grasosa, ¡cruda!), no obstante, aprendí.

Cocinar fue para mí más que una cuestión de memorizar recetas, fue un ejercicio diario y el hecho de que aprendiera a cocinar sin maestro no me hace pensar –de ninguna manera- que no necesitemos maestros porque los necesitamos (me incluyo), pero necesitamos maestros capaces de enseñar más allá del contenido. A lo largo de mi vida he tenido maestros maravillosos, pero los maestros que recuerdo con más cariño, mis maestros favoritos, me dieron más que conocimientos académicos, me enseñaron –con su ejemplo- a ser apasionada, a poner las cosas en perspectiva y, lo más importante, a usar el conocimiento para hacer una vida mejor, no sólo para mí, sino para los demás.

Learning beyond content

I’m not a chef and I don’t consider myself a cook, but the truth is that I’ve been cooking every day for the last twenty years, maybe more. So, even though my cooking skills don’t appear on my resume, cooking is the only thing that I’ve been doing consistently for a long time. Now, listen to this: nobody taught me, at least not in a formal, systematic or structured way.

So, I didn’t go to cooking school and my mom –a working mom-- didn’t have the time to teach me. How did I learn? By doing it. There were, of course, a series of unfortunate mishaps: burnt food, oily eggs, undercooked meat, overly salty soups. You name it, I did it all. Never mind, the good news is I learned.

In this sense, learning how to cook was more an everyday exercise than a matter of inputting, absorbing or remembering recipes, measurement tables or whatever.

And the fact that I didn’t have a teacher doesn’t make me think that we don’t need teachers. We do, but we need the kind of teachers that teach beyond content. In fact, I have had wonderful teachers throughout my life, but what I learned from them had little to do with “content”. My favorite teachers taught me more than academic knowledge, they taught me –with their example-- to be passionate, to put things into perspective, and most importantly, to embrace knowledge to make life better, not just for me, but for everybody else.
Change11