27 junio, 2011

Los incidentes críticos

Hace un año, asistí a la conferencia que dio Carles Monereo en la UNAM titulada: Formación del profesorado a través de incidentes críticos. Fue, sin duda, una conferencia interesante que nos reveló que los maestros planeamos la clase sin contemplar ningún tipo de contratiempo, conflicto o desajuste; planeamos como si todo fuera a salirnos según lo planeado; cuando en la clase, como en la vida, se presentan incidentes, es decir, sucesos inesperados que, al superar nuestro umbral emocional, causan inestabilidad en nuestra práctica o actuación docente. ¿Cuántos de nosotros no hemos planeado la “clase perfecta”, y ya en la práctica, sucede “algo” que altera nuestros planes? Es entonces que debemos tomar una decisión: seguir con el plan –pase lo que pase- o adecuarnos a las necesidades que se nos presentan.

La respuesta parece fácil y, sin embargo, en esta conferencia varios docentes refirieron que, ante el incidente crítico, siguieron con lo planeado. Seguramente nos ha faltado información o formación a este respecto, ya que la docencia no se remite a cumplir con el programa, o a que los alumnos pasen el examen, o a seguir fielmente el plan de clase; nuestra labor implica la combinación de tres factores: lo afectivo, el conocimiento y manejo de los contenidos y la didáctica. Generalmente incluimos las últimas dos en el plan de clase, olvidándonos de lo afectivo, y este olvido puede tirar por la borda hasta la clase mejor planeada. A veces, o muchas veces, los alumnos no están de humor, los encontramos cansados, hartos, con problemas (¿quién no tiene problemas?), es decir, sin la disposición o la motivación para llevar a cabo nuestros planes. En esos momentos, los alumnos necesitan un docente que sepa ajustarse, un docente lo suficientemente flexible como para adecuarse a las circunstancias, esto es, si el plan A no está pintando bien, entonces cambiar al plan B y si éste no funciona, optar por un plan C, D, etc. Lo cual sirve, no sólo en el aula, sino para la vida misma. Muchas veces tenemos un plan que, debido a un incidente crítico, no termina por concretarse. Ser creativos, flexibles, adaptables, me parecen cualidades indispensables en cualquier persona. Yo misma planeo las actividades que a mí me gustaría hacer el fin de semana con mi familia: la visita al museo, la ida al teatro, etc., pero, resulta que ellos quieren (al fin hombres) ¡jugar fútbol americano!… ¿qué escojo, hacer berrinche o ponerme los tenis, correr, esquivar, atrapar el balón, hacer touchdown y divertirme mucho?

Con o sin incidentes críticos debemos saber adaptarnos, conformarnos (en el sentido de “tomar la forma de…”) y, lo más importante, aprender, como los buenos actores, a improvisar.




Critical Incidents

One year ago, I attended the conference given by Carles Monereo at UNAM titled “Teacher Training through Critical Incidents”. It was, without a doubt, quite interesting, revealing that teachers plan their class, their lesson plan, without considering any setback, conflict, or problem. We teachers plan as if everything would happen according to our planning. However, when in the classroom, as in life, incidents take place, there are unexpected events that go beyond our emotional range, causing instability in our teaching performance. How many of us have planned the “perfect class”, the one we thought would turn out fine and, in practice, “something” happened that changed our plans? That is when we need to make a decision: stick to the plan –no matter what- or adjust quickly to the unforeseen circumstances.

The answer may seem easy, however, in this conference some teachers said that, faced with a critical incident, they stuck to the plan. Probably, we have missed information or training to this matter, because teaching is more than just adhering to a program, or students passing an exam, or sticking to the plan all the way. Our job as teachers implies a combination of emotions, content, and the didactic. Usually, we include in our lesson plan the last two, but we forget how important emotion is to education. Sometimes, or many times, students are not in the mood: they are sick and tired, they have problems (who doesn’t?), that is to say, without the disposition or motivation to carry out our plans. In those moments, students need a teacher who knows how to adjust, a teacher flexible enough to adapt to any circumstance, that is, if plan A doesn’t look at all good, we switch to plan B, and if this doesn´t work either, we choose plan C, D, etc. Which is very useful, not only in the classroom, but in real life. Many times we have a plan that, due to a critical incident, fails to succeed. Being creative, flexible, and adaptable are essential qualities for any person. I myself plan the activities that I would like to do with my family on the weekend: to go to the museum, to the theater, etc., but, it turns out that they, all men, want… to play football! What should I choose, to throw a tantrum or to put on my tennis shoes, run, dodge, catch the ball, score a touchdown and have a lot of fun?

With or without critical incidents we should know how to adapt, how to conform (in the sense of “taking the form of…”), and, the most important, to learn, as good actors do, to improvise.